EVANGELIO DEL DÍA: Mt 7, 7-12: Pedid y se os dará

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EVANGELIO DEL DÍA:
Mt 7,7-12: Pedid y se os dará…

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
-«Pedid y se os dará, buscad y encontraréis, llamad y se os abrirá; porque quien pide recibe, quien busca encuentra y al que llama se le abre. Si a alguno de vosotros le pide su hijo pan, ¿le va a dar una piedra?; y si le pide pescado, ¿le dará una serpiente? Pues si vosotros, que sois malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¡cuánto más vuestro Padre del cielo dará cosas buenas a los que le piden! En resumen: Tratad a los demás como queréis que ellos os traten; en esto consiste la Ley y los profetas.»

PISTAS PARA LA MEDITACIÓN:

El pasaje evangélico de hoy viene después de haber enseñado a orar a sus discípulos, inmediatamente después de haberles entregado el Padrenuestro, cuando recéis, orad así, y aquí es donde nos encontramos con la invitación a insistir en la oración, “pedid y se os dará…” acudid con confianza, presentar vuestras necesidades aunque sean conocidas por Dios, aprende a abandonarte en Él y hacerle participe de tus anhelos, preocupaciones, dificultades, alegrías, gozos y esperanzas, es cuestión de compartir con el que nos ama.

Una vez más, recurro a la catequesis dada por el Papa emérito Benedicto XVI, en el ángelus del 25 de julio de 2010 donde aborda el tema de la oración e incluso este mismo pasaje: “El Evangelio de este domingo nos presenta a Jesús recogido en oración, un poco apartado de sus discípulos. Cuando concluyó, uno de ellos le dijo: «Señor, enséñanos a orar». Jesús no puso objeciones, ni habló de fórmulas extrañas o esotéricas, sino que, con mucha sencillez, dijo: «Cuando oréis, decid: “Padre…”», y enseñó el Padre Nuestro, sacándolo de su propia oración, con la que se dirigía a Dios, su Padre. […] Estamos ante las primeras palabras de la Sagrada Escritura que aprendemos desde niños. Se imprimen en la memoria, plasman nuestra vida, nos acompañan hasta el último aliento. Desvelan que «no somos plenamente hijos de Dios, sino que hemos de llegar a serlo más y más mediante nuestra comunión cada vez más profunda con Cristo. Ser hijos equivale a seguir a Jesús» (Benedicto XVI, Jesús de Nazaret, Madrid 2007, p. 172).
Esta oración recoge y expresa también las necesidades humanas materiales y espirituales: «Danos cada día nuestro pan cotidiano, y perdónanos nuestros pecados». Y precisamente a causa de las necesidades y de las dificultades de cada día, Jesús exhorta con fuerza: «Yo os digo: pedid y se os dará; buscad y hallaréis; llamad y se os abrirá. Porque todo el que pide, recibe; el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá». No se trata de pedir para satisfacer los propios deseos, sino más bien para mantener despierta la amistad con Dios, quien —sigue diciendo el Evangelio— «dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan». Lo experimentaron los antiguos «padres del desierto» y los contemplativos de todos los tiempos, que llegaron a ser, por razón de la oración, amigos de Dios, como Abraham, que imploró al Señor librar a los pocos justos del exterminio de la ciudad de Sodoma. Santa Teresa de Ávila invitaba a sus hermanas de comunidad diciendo: «Debemos suplicar a Dios que nos libre de estos peligros para siempre y nos preserve de todo mal. Y aunque no sea nuestro deseo con perfección, esforcémonos por pedir la petición. ¿Qué nos cuesta pedir mucho, pues pedimos al Todopoderoso?» (Camino de Perfección 42, 4: Obras completas, Madrid, 1984, p. 822)”

Concluye el pasaje evangélico con la máxima: “Todo lo que deseáis , que los demás hagan con vosotros , hacedlo vosotros con ellos”.No deberíamos conformarnos con los mínimos si hablamos de amor, y con pesar para nosotros, experimentamos que ni siquiera de esos mínimos somos capaces, nos encontramos con faltas de delicadeza, nos cuesta ponernos en el lugar del otro, que difícil controlar nuestra lengua, no caer en una palabra inoportuna, en el juicio, en la murmuración. ¡Que difícil!. Sin embargo, que poco nos gustaría que lo hicieran con nosotros.

La cuaresma es un tiempo propicio para crecer en el amor…, nos recordó el Papa Francisco en la Audiencia del miércoles de ceniza. Hemos de examinar nuestra trato, la relación que tenemos con los que convivimos. Y ver las llamadas a cambiar, a convertirnos que nos reclama la Palabra de Dios. Al descubrir nuestro pecado podemos entregarle a Ntro. Señor todo aquello que necesitamos que nos ayude para ser sanados, ser curados y ser purificados.

Ruega al Señor que te capacite para amar y no te conformes con los mínimos, ama con ese plus que se nos demanda a los amigos del
Señor , intenta amar siempre y en toda ocasión, -aunque no te correspondan- , que puedan percibir por tu gran generosidad en la entrega, disponibilidad y acciones, expresiones, que eres discípulo del Señor.

Que tengas un buen día.
J.A.M.(Chechu)sacerdote.

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Jesús Aguilar Mondéjar

Consiliario del Movimiento de Cursillos de Cristiandad de la Diócesis de Cartagena.

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