EVANGELIO DEL DÍA: Mt 8,1-4: Señor, si quieres puedes limpiarme.

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EVANGELIO DEL DÍA:
Mt 8,1-4: Señor, si quieres puedes limpiarme.

Cuando bajó del monte, fue siguiéndole una gran muchedumbre. En esto, un leproso se acercó y se postró ante él, diciendo: «Señor, si quieres puedes limpiarme.» Él extendió la mano, le tocó y dijo: «Quiero, queda limpio.» Y al instante quedó limpio de su lepra. Y Jesús le dice: «Mira, no se lo digas a nadie, sino vete, muéstrate al sacerdote y presenta la ofrenda que prescribió Moisés, para que les sirva de testimonio.»

PISTAS PARA LA MEDITACIÓN:

No hay error, no he tenido un lapsus, -aunque sería posible, es muy humano-, ya sé que estamos a 29 de Junio, y unida a esta fecha nos encontraremos la Solemnidad de los Santos Pedro y Pablo, apóstoles, sin embargo, en nuestra diócesis, nuestro Obispo ha enviado un decreto en estos días a todos los sacerdotes, donde nos informa del traslado de dicha solemnidad al domingo más próximo, día 1 de julio, para facilitar que se celebre con mayor solemnidad y participación de los fieles. Todo esto es para explicar el motivo del cambio del pasaje evangélico. Esto no quita que felicitemos a todos los que bajo la protección de estos santos celebran su onomástica. Por este motivo, celebraremos hoy la liturgia que correspondería en este día, la del viernes de la duodécima semana del tiempo ordinario, donde se nos presenta el pasaje evangélico donde un enfermo, con lepra, lleno de dolor y consciente de su enfermedad, acude a Jesús pidiéndole: «Señor, si quieres puedes limpiarme». Para poder llegar a esta suplica, uno tiene que tener conciencia que necesita ayuda, tiene que manifestar y ver donde tiene que dejarse curar. No siempre uno es consciente de su situación personal y tiene la humildad suficiente para dejarse ayudar y pedir ayuda.

Otro punto para nuestra meditación nos lo da la manera de proceder del leproso, con qué delicadeza se acerca y hace su petición: «Señor, si quieres…». Si entra dentro de tus planes, si es tú voluntad. Pide porque se ve necesitado pero no exige, lo pone en las manos del Señor. Es muy importante que seamos capaces de pedir al Señor, acudir a Él con el pleno convencimiento que Él puede, que quiere ayudarnos, pero en la suplica del enfermo se deja ver su fe, la fe es condición indispensable para los milagros, hasta tal punto la fe es un presupuesto esencial , hay sitios donde vemos como con sus paisanos que el Señor manifiesta que no puede hacer ningún milagro por no encontrar fe, casi siempre dice: “Se haga según tu fe”. Una y otra vez repite el Señor a las personas que han sido agraciadas con un favor prodigioso: tu fe te ha curado, tu fe te ha salvado.

Otro detalle para nuestra reflexión: la cercanía de Ntro. Señor, no evade el contacto con este tipo de enfermos que estaban marginados por su enfermedad, no teme el acercarse, el tocarlos, el mostrarles que quiere ayudarles. ¡Que gran lección! No teme contagiarse, no le da miedo que se le etiquete de impuro, no teme contaminarse, no se conforma con curarle sino que el Señor también lo toca, no se queda en un gesto, también los santos han seguido el ejemplo y son modelo para nosotros, por ejemplo San Francisco, nos narran sus biógrafos: “Siempre sintió disgusto y repugnancia invencible ante el espectáculo del dolor y de la deformación física… en otro tiempo hubiera arrojado un puñado de monedas y espoleado al caballo; esta vez sintióse invadido por una ola de compasión… Desmontó presto, puso la limosna en la mano del leproso y cogiendo aquella misma mano con las suyas, imprimió en ella un beso. Hizo más. Estrechó entre sus brazos al leproso y recibió de éste un ósculo de paz…”; Otro santo unido a los leprosos, El Padre Damián de Molokai, fue un misionero que dedicó su vida al cuidado de los leprosos y donde se hicieron proféticas las palabras del Obispo cuando lo presentó : “uno que será un padre para ustedes, y que los ama de tal manera que no tiene vacilaciones en volverse uno de ustedes; vivir y morir con ustedes”. Contrajo la lepra sirviendo a los leprosos, rehusó ser trasladado para recibir tratamiento, a pesar de los grandes sufrimientos y con su cuerpo deformado, continúo su ministerio hasta el fin de su vida.
Que tengas un buen día.
Jesús Aguilar Mondéjar (Chechu), sacerdote.

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Jesús Aguilar Mondéjar

Consiliario del Movimiento de Cursillos de Cristiandad de la Diócesis de Cartagena.

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