Jn 16,12-15: Cuando venga el Espíritu de la verdad os guiará hasta la verdad plena

Muchas cosas me quedan por deciros, pero no podéis cargar con ellas por ahora; cuando venga él, el Espíritu de la verdad, os guiará hasta la verdad plena. Pues no hablará por cuenta propia, sino que hablará de lo que oye y os comunicará lo que está por venir. Él me glorificará, porque recibirá de lo mío y os lo anunciará. Todo lo que tiene el Padre es mío. Por eso os he dicho que recibirá y tomará de lo mío y os lo anunciará.

PISTAS PARA LA MEDITACIÓN:

En el Evangelio de hoy tenemos dos de las seis tareas que el Señor asigna al Espíritu Santo en su discurso de despedida: Acompañar a los discípulos en la ausencia de Jesús; Recordarles las palabras del mismo; Dar testimonio de él; Hacer un juicio constante sobre el pecado y la injusticia del mundo; Guiar a los discípulos hasta la verdad plena y Glorificar a Jesús.

Tenemos una de las catequesis dada por el Papa Francisco sobre el Espíritu Santo, en el Regina Coeli del 15 de mayo de 2016, pero contamos con varias Audiencias Generales del año 2014 donde profundiza sobre los dones del Espíritu Santo: “[…] don del Espíritu Santo, que Jesús prometió en más de una ocasión a sus discípulos, el primer y principal don que Él nos alcanzó con su Resurrección. […] El Espíritu, en efecto, nos enseña todo, o sea la única cosa indispensable: amar como ama Dios.
Al prometer el Espíritu Santo, Jesús lo define «otro Paráclito», que significa Consolador, Abogado, Intercesor, es decir Quien nos asiste, nos defiende, está a nuestro lado en le camino de la vida y en la lucha por el bien y contra el mal.
Jesús dice «otro Paráclito» porque el primero es Él, Él mismo, que se hizo carne precisamente para asumir en sí mismo nuestra condición humana y liberarla de la esclavitud del pecado.
Además, el Espíritu Santo ejerce una función de enseñanza y de memoria. Enseñanza y memoria. Nos lo dijo Jesús: «El Paráclito, el Espíritu Santo, que el Padre enviará en mi nombre, os lo enseñará todo y os recordará todo lo que yo os he dicho». El Espíritu Santo no trae una enseñanza distinta, sino que hace viva, hace operante la enseñanza de Jesús, para que el tiempo que pasa no la borre o no la debilite. El Espíritu Santo injerta esta enseñanza dentro de nuestro corazón, nos ayuda a interiorizarlo, haciendo que se convierte en parte de nosotros, carne de nuestra carne. Al mismo tiempo, prepara nuestro corazón para que sea verdaderamente capaz de recibir las palabras y los ejemplos del Señor. Todas las veces que se acoge con alegría la palabra de Jesús en nuestro corazón, esto es obra del Espíritu Santo.”
Comparto la oración al Espíritu Santo del Cardenal Verdier, que tanto bien me esta haciendo:

Oh Espíritu Santo,
Amor del Padre, y del Hijo,

Inspírame siempre
lo que debo pensar,
lo que debo decir,
cómo debo decirlo,
lo que debo callar,
cómo debo actuar,
lo que debo hacer,
para gloria de Dios,
bien de las almas
y mi propia Santificación.

Espíritu Santo,
Dame agudeza para entender,
capacidad para retener,
método y facultad para aprender,
sutileza para interpretar,
gracia y eficacia para hablar.

Dame acierto al empezar
dirección al progresar
y perfección al acabar.
AMÉN.

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Jesús Aguilar Mondéjar

Consiliario del Movimiento de Cursillos de Cristiandad de la Diócesis de Cartagena.

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