Mc 3,1-6: ¿Qué está permitido en sábado?, ¿hacer lo bueno o lo malo?

Entró otra vez en la sinagoga y había allí un hombre que tenía una mano paralizada. Lo estaban observando, para ver si lo curaba en sábado y acusarlo. Entonces le dice al hombre que tenía la mano paralizada: «Levántate y ponte ahí en medio». Y a ellos les pregunta: «¿Qué está permitido en sábado?, ¿hacer lo bueno o lo malo?, ¿salvarle la vida a un hombre o dejarlo morir?». Ellos callaban. Echando en torno una mirada de ira y dolido por la dureza de su corazón, dice al hombre: «Extiende la mano». La extendió y su mano quedó restablecida. En cuanto salieron, los fariseos se confabularon con los herodianos para acabar con él.
PISTAS PARA LA MEDITACIÓN:
En el Evangelio de hoy vemos como los fariseos estaban al acecho, sigue la cuestión del sábado y deseaban pruebas para acusarlo. La acusación es el estilo del demonio: en la Biblia, al diablo se le llama «el gran acusador», vivir acusando a los demás y buscando defectos, es trabajar para el maligno, el estilo cristiano es el de las Bienaventuranzas: mansedumbre, humildad, paciencia en el sufrimiento, amor por la justicia, capacidad de soportar la persecución, no juzgar a los demás. En el pasaje evangélico el Señor aprovecha sus malas intenciones para cuestionarles: “¿que esta permitido en sábado? ¿hacer lo bueno o lo malo?…” Quiere hacerles pensar para que crezcan en el amor a Dios y no se queden en el mero cumplimiento de la regla. Les invita a vivir una fidelidad nueva que ponga por encima de la ley, la caridad.¡No nos cansemos nunca de hacer el bien!.
Otro punto para nuestra meditación, es el encuentro con el hombre con parálisis, el Señor le pidió que extendiese el brazo, bien sabía el enfermo que lo que le estaba pidiendo no podía hacerlo, sin embargo, obedece y su fe opera el milagro. ¡Con Jesús todo es posible! La fe y el amor a Dios nos hacen alcanzar metas que antes considerábamos imposibles, problemas difíciles de resolver llegan a encontrar una solución cuando nos guiamos por la caridad. Hemos de impregnar de fe todas nuestras decisiones en la vida ordinaria, sean grandes o pequeñas. Se trata de descubrir la mano de Dios detrás de los acontecimientos, de ofrecerle con paciencia los sufrimientos y confiar en la presencia del Señor que nos acompaña.
Celebramos la memoria de san Antonio, abad, que, habiendo perdido a sus padres, distribuyó todos sus bienes entre los pobres siguiendo la indicación evangélica y se retiró a la soledad de la Tebaida, en Egipto, donde llevó una vida ascética. Trabajó para reforzar la acción de la Iglesia, reunió a tantos discípulos que mereció ser considerado padre de los monjes, por su vida en retiro.
Además, es el patrón de los animales.  Como patrón de los animales, tal día como hoy, es tradición bendecir a animales en muchos municipios de nuestro país. Además, suelen bendecirse los panes del santo, realizarse hogueras y disfrutar de vinos, licores y dulces típicos de cada lugar. En mí pueblo natal (festividad local, patrono del pueblo), era costumbre ser un día de “gira”, de salir al campo y convivencia familiar, recuerdos de mi infancia.
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Jesús Aguilar Mondéjar

Consiliario del Movimiento de Cursillos de Cristiandad de la Diócesis de Cartagena.

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