EVANGELIO DEL DÍA Jn 16, 23-28: Si pedís algo al Padre en mi nombre, os lo dará.

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EVANGELIO DEL DÍA
Jn 16, 23-28: Si pedís algo al Padre en mi nombre, os lo dará.

Dijo Jesús a sus discípulos: En verdad, en verdad os digo: si pedís algo al Padre en mi nombre, os lo dará. Hasta ahora no habéis pedido nada en mi nombre; pedid, y recibiréis, para que vuestra alegría sea completa. Os he hablado de esto en comparaciones; viene la hora en que ya no hablaré en comparaciones, sino que os hablaré del Padre claramente. Aquel día pediréis en mi nombre, y no os digo que yo rogaré al Padre por vosotros, pues el Padre mismo os quiere, porque vosotros me queréis y creéis que yo salí de Dios. Salí del Padre y he venido al mundo, otra vez dejo el mundo y me voy al Padre».

PISTAS PARA LA MEDITACIÓN:

El Evangelio de hoy nos pone delante la fuerza de la oración, el acudir con confianza y presentarle al Señor nuestras necesidades, sabiendo que el Señor siempre nos escucha, no se desentiende de nuestras preocupaciones y esta deseando ayudarnos para que crezcamos en amor, gozo y esperanza. “Para que vuestra alegría sea completa”. Solo es posible acudiendo a la oración, cuando se espera, cuando se confía, cuando se tiene fe, cuando se espera ser escuchado, cuando uno cree en el poder de Dios. La oración presupone la fe y es un acto de amor, estando con quien tanto nos ama, dejando que Él obre en nosotros y nos de su fuerza, su gracia, su espíritu.

El Papa Benedicto XVI dedicó dos años -el 2011 y casi todo el 2012- las Audiencias Generales a profundizar en la oración, traigo aquí la última , la del 3 de octubre de 2012: “Hoy quiero que nos preguntemos: ¿reservo en mi vida un espacio suficiente a la oración? Y, sobre todo, ¿qué lugar ocupa en mi relación con Dios la oración litúrgica, especialmente la santa misa, como participación en la oración común del Cuerpo de Cristo, que es la Iglesia?

Al responder a esta pregunta debemos recordar ante todo que la oración es la relación viva de los hijos de Dios con su Padre infinitamente bueno, con su Hijo Jesucristo y con el Espíritu Santo. Por lo tanto, la vida de oración consiste en estar de manera habitual en presencia de Dios y ser conscientes de ello, vivir en relación con Dios […] la oración cristiana consiste en mirar constantemente y de manera siempre nueva a Cristo, hablar con él, estar en silencio con él, escucharlo, obrar y sufrir con él.[…] ¿Cómo aprendo a rezar? ¿Cómo crezco en mi oración? Mirando el modelo que nos enseñó Jesús, el Padrenuestro, vemos que la primera palabra es «Padre» y la segunda es «nuestro». La respuesta, por lo tanto, es clara: aprendo a rezar, alimento mi oración, dirigiéndome a Dios como Padre y orando-con-otros, orando con la Iglesia, aceptando el don de sus palabras, que poco a poco llegan a ser para mí familiares y ricas de sentido. El diálogo que Dios establece en la oración con cada uno de nosotros, y nosotros con él, incluye siempre un «con»; no se puede rezar a Dios de modo individualista. […] la liturgia es el acto en el cual entramos en contacto con Dios: él viene a nosotros, y nosotros somos iluminados por él. Por ello, cuando en las reflexiones sobre la liturgia sólo centramos nuestra atención en cómo hacerla atrayente, interesante y bella, corremos el riesgo de olvidar lo esencial: la liturgia se celebra para Dios y no para nosotros mismos; es su obra; él es el sujeto; y nosotros debemos abrirnos a él y dejarnos guiar por él y por su Cuerpo, que es la Iglesia.

Pidamos al Señor aprender cada día a vivir la sagrada liturgia, especialmente la celebración eucarística, rezando en el «nosotros» de la Iglesia, que dirige su mirada no a sí misma, sino a Dios, y sintiéndonos parte de la Iglesia viva de todos los lugares y de todos los tiempos. Gracias.”

Nos encontramos en un mes muy mariano en nuestra tradición popular y estamos en sábado, día en el que se nos invita a poner nuestra mirada en la Santísima Virgen Maria, mujer orante, donde su vida se vio irradiada por el encuentro con Dios, impregnada por el Espíritu Santo hizo de su vida un entrega a Dios, HÁGASE, que se cumpla en mí tu Palabra, por eso nos aconseja: haced lo que Él os diga. Nada mejor que entrar en la voluntad de Dios. Querer lo que el quiere, cuando el quiera y como él quiera.

Que tengas un buen día.
Jesús Aguilar Mondéjar (Chechu), sacerdote.

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Jesús Aguilar Mondéjar

Consiliario del Movimiento de Cursillos de Cristiandad de la Diócesis de Cartagena.

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