EVANGELIO DEL DÍA: Mt 16, 21-27: ¿Pues de qué le servirá a un hombre ganar el mundo entero, si pierde su alma?

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EVANGELIO DEL DÍA:
Mt 16, 21-27: ¿Pues de qué le servirá a un hombre ganar el mundo entero, si pierde su alma?

Desde entonces comenzó Jesús a manifestar a sus discípulos que tenía que ir a Jerusalén y padecer allí mucho por parte de los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, y que tenía que ser ejecutado y resucitar al tercer día. Pedro se lo llevó aparte y se puso a increparlo: «¡Lejos de ti tal cosa, Señor! Eso no puede pasarte». Jesús se volvió y dijo a Pedro: «¡Ponte detrás de mí, Satanás! Eres para mí piedra de tropiezo, porque tú piensas como los hombres, no como Dios». Entonces dijo a los discípulos: «Si alguno quiere venir en pos de mí, que se niegue a sí mismo, tome su cruz y me siga. Porque quien quiera salvar su vida, la perderá; pero el que la pierda por mí, la encontrará. ¿Pues de qué le servirá a un hombre ganar el mundo entero, si pierde su alma? ¿O qué podrá dar para recobrarla? Porque el Hijo del hombre vendrá, con la gloria de su Padre, entre sus ángeles, y entonces pagará a cada uno según su conducta.

PISTAS PARA LA MEDITACIÓN:

El Evangelio de hoy es continuación del que escuchamos el domingo pasado, esta enmarcado dentro de la confesión de fe de San Pedro donde recibe del Señor palabras de felicitación: “dichoso tú” , sin embargo, hoy, nos encontramos con la corrección de Ntro. Señor: “Apartate de mí, me haces tropezar, tú piensas como los hombres”. Tentación muy común, también en nuestro tiempo, amoldarnos a los valores que rigen el mundo, mundanizarnos -que diría el Papa Francisco-, en la liturgia de hoy, con la segunda lectura de San Pablo insiste en estar atentos ante esta amenaza: «No os amoldéis a este mundo —no entrar en los esquemas de este mundo—, sino transformaos por la renovación de la mente, para que sepáis discernir cuál es la voluntad de Dios». Ahondando con palabras del Papa Francisco, en el ángelus del 31 de agosto del 2014: “Es triste encontrar cristianos «aguados», que se parecen al vino diluido, y no se sabe si son cristianos o mundanos, como el vino diluido no se sabe si es vino o agua. Es triste esto. Es triste encontrar cristianos que ya no son la sal de la tierra, y sabemos que cuando la sal pierde su sabor ya no sirve para nada. Su sal perdió el sabor porque se entregaron al espíritu del mundo, es decir, se convirtieron en mundanos. Por ello es necesario renovarse continuamente recurriendo a la savia del Evangelio.”

Cuando el Señor comienza a presentar a los discípulos la realidad de la Cruz, del sufrimiento, le escandaliza, no entienden, y vemos como Pedro, casi como portavoz de los apóstoles, en privado, quiere evitarlo, le expresa que se equivoca por ese camino, que no puede ser, en definitiva, no comprende, le escandaliza la Cruz. El Papa Francisco en el ángelus del 3 de septiembre de 2017 penetra en esta cuestión: “la tentación de querer seguir a un Cristo sin cruz, es más, de enseñar a Dios el camino justo, como Pedro: «No, no Señor, esto no, no sucederá nunca». Pero Jesús nos recuerda que su vía es la vía del amor, y no existe el verdadero amor sin sacrificio de sí mismo. Estamos llamados a no dejarnos absorber por la visión de este mundo, sino a ser cada vez más conscientes de la necesidad y de la fatiga para nosotros cristianos de caminar siempre a contracorriente y cuesta arriba.”

Y otro punto para nuestra meditación es la invitación al seguimiento abrazando la cruz: “El que quiera venir conmigo, que renuncie a sí mismo, que tome su cruz y me siga”. Para el seguimiento es importante entrar en la dinámica vivida en el monte de los olivos: velad, orad y ofrecerse. Que “NO se haga mi voluntad sino la tuya”, NO lo que yo quiero sino lo que quieres tú, querer lo que Dios quiere, esto lleva consigo la primera premisa para el discípulo, el negarse a uno mismo, olvido de uno mismo para poner en primer lugar agradar a Dios.

Siguiente paso: abrazar la Cruz, haciendo de la vida una ofrenda, de nada me serviría si me faltase el amor, -nos recordará San Pablo-, por grandes cosas que llegáramos a hacer si no es el amor el que nos mueve estaríamos perdiendo el tiempo. La Cruz nos habla de entrega, pero entrega por amor, es la culminación de una multitud de pequeños actos de donación a lo largo de su vida. El ejemplo del Señor nos enseña que cualquier circunstancia en nuestra vida, vivida por el amor, tiene un valor de salvación. Para llevar nuestra cruz con amor debemos contemplar al Señor. Si queremos saber si amamos de verdad, miremos a Cristo crucificado; y si nuestro amor es como el suyo, es decir, donación total y con obras concretas, si obedecemos sus mandamientos aunque nos cuesten, si le ponemos a Él en la cúspide de nuestra jerarquía de valores, entonces nuestro amor será auténtico; entonces seremos cristianos de verdad, porque hay donación y entrega en nuestra vida.

Feliz domingo, feliz día del Señor. Que tengas un buen día.
Jesús Aguilar Mondéjar (Chechu), sacerdote.

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Jesús Aguilar Mondéjar

Consiliario del Movimiento de Cursillos de Cristiandad de la Diócesis de Cartagena.

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